El término invisible college (universidad o facultad invisible) tiene sus raíces en el siglo XVII, cuando se usaba para describir grupos de pensadores que compartían ideas científicas fuera de las estructuras oficiales, como los que luego formarían la Royal Society en Inglaterra. Jacques Vallée lo retomó y utilizó en 1975, como título de un libro en el que se refería a la existencia de un grupo de científicos que estudiaban discretamente los ovnis.
Si discreto era el trabajo de estos estudiosos, qué se puede decir de las tareas de gestión oscura y callada desempeñadas por otros, pero que contribuyeron a que aquellos pudieran desarrollarlo con éxito. Son nombres que a menudo pasan desapercibidos a las nuevas generaciones de interesados en el tema.
En esta breve nota, y ciñéndome al Proyecto CUCO, me gustaría nombrar a quienes, desde la presidencia de la Fundación Anomalía/Íkaros, contribuyeron a su gestación y primeros pasos: Julio Arcas Gilardi, José Ruesga Montiel, Martí Flò García y Matías Morey Ripoll. Algunos de ellos aportaron también sus catálogos o los de sus organizaciones: CATIB (CEI, Flò), ANDALCAT (Ruesga) y CASUIB (Morey). Nuestro agradecimiento a todos y por todo.
Desgraciadamente, Matías nos dejó hace ya casi tres años, y los demás prácticamente han abandonado el tema. Pero no los hemos olvidado: prueba de ello es el artículo que otro de nuestros colaboradores , José Luis Ramírez Lagares (gestor de OVNICAT90), ha publicado en el número 9 de "Revista de Ufología", titulado "Ufología postmoderna: la retirada del Dr. Banchs y la falta de reconocimiento a los pioneros de la ufología española" donde glosa las figuras de Julio Arcas y José Ruesga, quienes dedicaron gran parte de su esfuerzo y trayectoria ufológica a lo que Ramírez denomina "oficio invisible", además de la de otro ilustre recién jubilado ufológico, el argentino Roberto Enrique Banchs.
Recomendamos vivamente su lectura.
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